jueves, 21 de marzo de 2013

La guerra del fin del mundo: Alto Karabaj


El conflicto de Alto Karabaj, armenios contra azeríes, junto con los movimientos secesionistas de las repúblicas bálticas, fue uno de los elementos que favorecieron la desintegración de la Unión Soviética, en diciembre de 1991. Fueron choques brutales cerca de Asia Central, al norte de la imagen que nos hacemos cuando hablamos de Oriente Medio.

Independencia y guerra
La guerra tuvo lugar en el pequeño enclave étnico de de Alto Karabaj, en idioma local Nagorno Karabaj, en la región sureste del Cáucaso. Se prolongó entre febrero de 1988 y mayo de 1994. Antes de esas fechas, Karabaj había acabado siendo una antigua provincia soviética poblada por armenios cristianos e inserta completamente en la República de Azerbaiyán musulmana. En la década de 1980,  cuando al sur de Armenia combatían el Iraq de Saddam Hussein contra el Irán del imam Jomeini, los pobladores demandaron de forma pacífica la unificación con Armenia y la separación de Azerbaiyán. Era un largo resentimiento por las duras restricciones de las autoridades centrales, soviéticas y azeríes contra su cultura cristiana. Moscú razonaba que no existe unión territorial alguna, un corredor, entre Nagorno Karabaj y Armenia que posibilitase la reivindicación de unidad.
Los combates abiertos comenzaron cuando la asamblea de Alto Karabaj votó a favor de la unión con Armenia el 20 de febrero de 1988. Cuando el gobierno de Azerbaiyán recuperó su soberanía, antaño en Moscú, una de sus primera medidas fue eliminar a la administración provincial de Alto Karabaj. La población respondió votando masivamente la declaración de república independiente. Las fuerzas centrífugas liberadas por el colapso del estado soviético, a fines de la década, facilitaron un incremento de la violencia en la región entre azeríes y armenios, con acciones de limpieza étnica. Todos pidieron ayuda a la antigua potencia, a Rusia.
Para los dirigentes rusos el análisis era simple. Había que optar entre Azerbaiyán y Armenia. Elegir una política a favor de los armenios rebeldes, contra el primero de los países era crear problemas con Irán y Turquía, perder el acceso a las orillas del Mar Caspio y muchas fuentes de energía. También era crear una “nueva Chechenia”, aunque los azeríes no tenían el ardor guerrero de esos muyahidines. La respuesta de Moscú, en 1989, fue entrar en Alto Karabaj para aplastar la revuelta. Los carros de combate y los helicópteros rusos apoyaron a los azeríes, que ejecutaron varias matanzas de armenios en Ganya y Sumgait. El paroxismo culminó, en enero de 1990, cuando una multitud azerí ataca y asesina a armenios de Bakú, casi un cuarto de millón eran antes. Se conocen esas jornadas como “Enero negro”.
El papel de la milicia rusa era ambiguo. “Los cuarteles de las tropas rusas estacionadas en la Transcaucasia se transformaron en enormes centros de alquiler de armamento y de soldados… Los rusos les vendían tanques a los azeríes y a nosotros, lanzacohetes con qué destruirlos”, contaba un comandante armenio al periodista polaco Wojciech Jagielski.
La escalada de la violencia se aceleró a lo largo del invierno de 1992. La OSCE fracasó en sus intentos de mediación. Fuerzas armenias capturaron regiones ajenas al enclave y derrotaron a los azeríes. Con la toma de Lachin, al sur de Alto Karabaj, ese año, los independentistas consiguen un corredor hasta Armenia en su occidente. En el sur, el avance se detiene en la ribera del río Araks, la otra orilla es el Azerbaiyán iraní. En la primavera de 1993, soldados armenios llegaron cerca de Ganya, una importante ciudad de Azerbaiyán. Samuel Babayán, un antiguo sargento del ejército soviético, fue uno de los líderes guerrilleros armenios del Alto Karabaj. Se rodeó de una aureola de invencibilidad.
Para 1994 los armenios de Alto Karabaj controlaban el territorio propio de la república y ocupaban otros ajenos, entre un 14% y un 16% del territorio de Azerbaiyán.
El presidente turco Ozal declaró irritado: “Si les tiraran un par de bombas a la cabeza a esos armenios, no tardarían en calmarse”. Los refugiados azeríes entraban a millares en Irán, las autoridades de este país temían que los recién llegados soliviantaran a los muchos azeríes que viven en territorio persa.
La derrota para Azerbaiyán supuso un cambio de gobierno; para los armenios de Karabaj, la derrota equivalía al exterminio, luchaban por su existencia. Pretendían internacionalizar el conflicto para que Occidente respondiera a su existencia. De forma sorpresiva, las hasta entonces víctimas armenias derrotaron a los azeríes. Un David de tres millones de habitantes contra un Goliat de más de ocho millones.

Azerbaiyán derrotado, presidente nuevo 
Con la recién adquirida independencia, Azerbaiyán vivía una euforia islamoturca. La nueva república azerí había demorado crear un Ejército por miedo a que amenazase al poder civil, cosa que hizo en cuanto existió. Esperaba que Moscú le hiciese el trabajo de reducir a los armenios de Alto Karabaj. Pero el Kremlin no quería verse comprometido en un conflicto de larga duración y con características étnicas y religiosas. La resistencia armenia disuadió a Moscú, que se apartó mientras advertía a Turquía que no entrase bajo ningún concepto en Azerbaiyán. Hubo algún incidente fronterizo por disparos en una boda turca que los rusos malinterpretaron. Al final, el gobierno de Bakú trajo a mercenarios de Rusia, oficiales de Turquía y muyahidines de Afganistán. Comenzó a comprar armas a Rusia, Ucrania y Georgia. Ya era tarde, los armenios no se habían quedado quietos. El primer ministro turco, Suleymán Demirel, advirtió a los azeríes que Turquía no se dejaría arrastrar a una guerra en el Cáucaso entre cristianos y musulmanes, que destruiría su más mínima esperanza de entrar en la Unión Europea y amenazaría su pertenencia a la OTAN.
Las sucesivas derrotas contra los armenios, muy inferiores en número, causaron malestar en Azerbaiyán. En 1993, un golpe de Estado militar en Bakú, visto con buenos ojos por Moscú, sacó del poder al presidente Abulfaz Elchibey, quien había escrito “soy tan feliz siendo turco” en el libro de firmas del mausoleo de Mustafá Kemal Attaturk. También había prometido acabar la guerra del Alto Karabaj en cien días. En su lugar, para evitar la dictadura militar de las tropas sublevadas, ocupó la Presidencia Heidar Aliyev, antiguo miembro del Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética, que ya había estado al frente del KGB en esta república durante la era soviética. Entonces Rusia auspició con éxito un alto el fuego, en 1994, con lo que terminó la parte armada del conflicto de Alto Karabaj.
Las tensiones dentro de Azerbaiyán eran muy fuertes. Fuerzas extranjeras ocupan parte de su territorio durante sus primeros años de existencia independiente. Al no poder vencerlas, las instituciones azeríes lucharon entre sí. Dos años después del golpe de Estado que le hizo presidente, Aliyev desbarató otro de oficiales de la policía militar. Para terminar con el ruido de sables del Ejército, Aliyev ejecutó al jefe de los golpistas y disolvió la policía militar. Sin guerras en marcha no la necesita. 
Entre 2000 y 2001 Aliyev se volcó en mejorar las relaciones internacionales y se reanudaron las negociaciones sobre el futuro de Alto Karabaj, con la mediación de Francia y de Turquía, en el marco del Grupo Minsk, creado por la OSCE.
Buscando el acercamiento a Occidente, en 2001, Aliyev sustituyó el alfabeto cirílico por el latino, al seguir la senda del líder turco Mustafa Kamal Al Ataturk, que lo hizo desde el arábigo. Heidar Aliyev fue presidente hasta que murió en 2003 y le sucedió su hijo Ilham Aliyev, tras unas elecciones más que polémicas. Bakú bien valía su peregrinación a la Meca.

Armenia 
Es la historia de una antigua civilización. Es un país montañoso, sin salida al mar, en el Cáucaso meridional. Fue la primera nación en adoptar el cristianismo como religión oficial en el año 301 d.C.  Está delimitado al norte por Georgia, única nación no musulmana en sus fronteras pero asediada por el separatismo de Osetia del Sur, Abjasia y Adzharia; Turquía al oeste les masacró, al este Azerbaiyán, con quien combaten; y al sur Irán y el enclave azerí de Najicheván. Sólo al pie de los montes Karaburun coinciden cuatro fronteras: Turquía, Irán, Azerbaiyán y Armenia.
El expansionismo de persas y turcos llevó a los armenios a buscar protección en los rusos. El martirio, el mito movilizador es la brutal persecución turca. En la conciencia armenia está presente el recuerdo del primer cuarto del siglo XX, cuando más de dos millones de armenios vivían en Turquía. Tras las matanzas, quedó medio millón. Sólo en Trebisonda fueron asesinados 20.000 armenios. Muchos de ellos emigraron.
Armenia tiene hoy casi tres millones de habitantes. En 1996, Ter Petrosian gana las elecciones presidenciales armenias y para acallar las protestas por la poca limpieza de los comicios, el presidente nombra primer ministro a Robert Kocharián, líder del Alto Karabaj. El sueldo del jefe del Estado sube de siete a 200 dólares. En dos años, Kocharián será el nuevo presidente y, al año siguiente, un puñado de terroristas armenios asesina a sus rivales políticos: el primer ministro Sarkisián, y el presidente del Parlamento Demirchián.
Armenia se considera parte de Europa aunque su localización en el Cáucaso meridional la sitúa en la frontera arbitraria entre Europa y Asia, una nación transcontinental. Es un estado constitucional secular, donde la fe cristiana es parte de su historia y de la identidad del pueblo armenio. Es miembro de más de 35 organizaciones internacionales, incluyendo las Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la Organización Mundial del Comercio y la Organización de la Cooperación Económica del Mar Negro. Es uno de los integrantes de la Asociación para la Paz de la OTAN, así como de la alianza militar Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva. Es observador de la Comunidad Económica Eurasiática y del Movimiento de Países No Alineados.
Sus tropas ocupan Alto Karabaj y territorio azerí.

Azarbaiyán 
Azerbaiyán es un país euroasiático situado en el Cáucaso al borde del mar Caspio. Limita con tres naciones cristianas: Rusia al norte, Georgia y Armenia al oeste y con Irán por el sur. Tiene 8.238.600 habitantes.
Los azeríes, que se hicieron chiítas bajo el imperio persa, se mezclaron con las tribus turcas que a inicios del siglo XI, cayeron sobre su territorio en oleadas sucesivas procedentes de Asia central. Envueltos en guerras, fueron vasallos de turcos, persas y rusos. El Imperio ruso incorporó estos kanatos, tras ganar la guerra a Persia, a comienzos del siglo XIX, el Sha reconoció la soberanía rusa sobre el Janato de Ereván. Los azeríes no consiguieron crear un Estado propio en la Transcaucásica, gran parte de sus territorios históricos forman parte de Irán hoy.
En la Primera Guerra Mundial, Azerbaiyán, con Armenia y Georgia pasaron a conformar la República Democrática Federal de Transcaucasia, disuelta en mayo de 1918. Azerbaiyán fue la primera república parlamentaria en el mundo islámico. El Ejército Rojo la invadió en abril de 1920, creando la República Socialista Soviética de Azerbaiyán. La ocupación permitió a los bolcheviques obtener gran parte del petróleo, que abunda en Azerbaiyán, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45), mientras casi 600.000 azeríes luchaban contra el III Reich. La Wehrmacht buscó llegar a la región en la Operación Edelweiss a la busca de suministros de energía.
En 1991, Azerbaiyán se declaró independiente y fue elegido un presidente. Un referéndum nacional ratificó la soberanía en diciembre, cuando la Unión Soviética se disolvió formalmente. Los primeros años de la independencia azerí fueron eclipsados por la Guerra de Alto Karabaj. Al final de las hostilidades en 1994, Azerbaiyán había perdido el control de hasta un 16% de su territorio inicial.
Azerbaiyán es un estado miembro del Consejo de Europa desde 2001. En el índice de democracia de 167 países de la revista The Economist aparece en el puesto 129. La organización Freedom House lo declara “no libre”, con serias carencias en derechos políticos y libertades civiles. También hay denuncias de corrupción, por ejemplo el caso del ministro de Sanidad: adquirió una mansión de 17 millones de dólares.

Los padrinos se reconcilian
Los dos actores principales esenciales en la resolución del conflicto de Alto Karabaj son Rusia y Turquía.  Movimientos recientes apuntan a una reactivación del diálogo sobre Alto Karabaj gracias a los negocios comunes.
En agosto de 2009, el líder ruso Vladimir Putin viajó a Turquía donde llegó a acuerdos fundamentales que marcan un giro en las relaciones entre Ankara y Moscú. Rusia construirá para Turquía, como lo hizo para Irán, su primera central nuclear cerca de la costa del mar Mediterráneo. Además, Rusia convierte a Turquía en socio estratégico para su futuro gasoducto South Stream, reduciendo la dependencia de países de tránsito como Ucrania. Para el año 2013 circularán hasta Turquía 63.000 millones de metros cúbicos de gas ruso anuales. La construcción del gasoducto South Stream costará 25.000 millones de euros y su realización estará a cargo del consorcio ruso Gazprom y la italiana ENI.
La respuesta de Ankara ha sido invitar a Rusia a participar en un foro para la solución los problemas más cruciales que afectan al Cáucaso, entre ellos el territorio ocupado de Azerbaiyán. Pero no sólo. En la reciente guerra entre Georgia y Rusia, como miembro de la OTAN, Ankara expresó su solidaridad a Georgia, a la que había dado instructores militares turcos y equipos militares de fabricación turca.
Moscú abastece a Turquía el 64 % del gas que consume. Rusia es el primer socio comercial de Turquía, con un intercambio comercial que el año pasado equivalió a 38.000 millones de dólares y en los próximos cuatro años, puede superar los 100.000 millones de dólares. Esto crea un marco favorable para que los dos actores foráneos presionen para resolver la cuestión de Nagorno Karabaj. Sin resolver ese conflicto, Turquía no normaliza sus relaciones con Armenia, que es una de las exigencias de la Unión Europea a Ankara para su admisión.
El problema es Azerbaiyán. Las autoridades azeríes no avalarán un restablecimiento de relaciones entre Turquía y Armenia sin solucionar el conflicto de Alto Karabaj. Rusia es el único interlocutor que puede influir en Armenia para negociar una salida. Pero Moscú no puede exigir a Ereván que renuncie a todos sus intereses en Alto Karabaj, y tampoco apoyará el retorno de este enclave al seno de Azerbaiyán a cambio de una amplia autonomía. Moscú ya ha reconocido las independencias de Abjasia y Osetia del Sur. Todo un precedente para fijar su postura en Nagorno Karabaj mientras, lustros después de terminada la parte militar del conflicto en Alto Karabaj, soldados armenios siguen ocupando territorio azerí.
En las elecciones presidenciales realizadas en julio de 2012, casi tres cuartas partes del electorado votó. Bako Sahakyan fue reelegido presidente para un segundo mandato en una república que nadie reconoce.

domingo, 27 de enero de 2013

El presupuesto de Hamas

Hace poco, el Gobierno español regaló cuatro millones de euros para pagar el sueldo de ochenta y cuatro mil "funcionarios" palestinos. 

Hamas ya ha presentado su nuevo presupuesto para el año 2013, que en principio asciende a 890 millones de dólares.  

Una de las cosas que llama la atención de dicho presupuesto es que sólo 243 millones son ingresos propios, lo que representa el 27% del presupuesto total, con un déficit estimado de $ 654 millones, cerca del 73%, que se cubrirán por donaciones extranjeras. Estamos ante una economía artificial y fuertemente subvencionada por el contribuyente europeo. 

Un total de $ 241 millones (30%) del presupuesto se destina a la seguridad y el orden público del sector, mientras que $ 281 millones – o el 34% del presupuesto – se destinó a varios ministerios clave. Entre ellos el Ministerio de Finanzas y el Ministerio de Dotaciones Religiosas, así como la Autoridad del Agua y el Fondo de Jubilados. Mientras tanto, $ 12 millones, el 1,5% del presupuesto se destinó al desarrollo económico. En este contexto, hay poca diferencia del gobierno palestino en Ramallah, que destina más del 30% de su presupuesto al sector de la seguridad. 

Esto confirma que la seguridad es una prioridad para ambos gobiernos.

El presupuesto general del gobierno de Hamas se compone de los siguientes cuatro elementos: $ 449 millones, que equivale al 50% del presupuesto, para sufragar los sueldos y salarios de los 42.000 empleados que representan a todos los aparatos burocráticos del gobierno de Hamas 

Los gastos de explotación, que cubren los gastos de los ministerios, servicios de agua y electricidad, viajes en misión y los gastos de correo, llegando a $ 103 millones, o 11,48% del gasto público total. 

Los gastos de transferencia, como las pensiones y las asignaciones de bienestar social, para que $ 110 millones se asignaron, o 12,26% del gasto público total 

De capital y los gastos de desarrollo, que incluyen la compra de nuevos activos y la ejecución de proyectos de desarrollo como la construcción de carreteras y la escuela: $ 235 millones, o el 26% del gasto público total 

El gobierno de Hamas presentó su presupuesto a su Consejo Legislativo, que consta únicamente de los diputados de Hamas, ya que otros parlamentarios no han participado en las sesiones del parlamento palestino desde la erupción del conflicto interno palestino.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Biografías inquietantes: Ali Jamenei



Alí Jamenei
Hijo de ulema, Ali Jamenei nació en Mashad, cerca de la frontera afgana, el 17 de julio de 1939. Estudió teología en la ciudad iraquí de Najaf, uno de los centros sagrados del shiísmo. Con 18 años marchó a Qom para estudiar en su seminario teológico. Tuvo como maestros a los ayatollahs Jomeini, Borujerdi y Haeri, y aprendió los idiomas árabe y azerí.

En 1962 y 1963 participó en la revuelta contra la reforma agraria del sha Mohammad Reza Pahlevi y, antes de regresar en 1964 a su localidad natal de Mashad, sufrió varios arrestos, pasando a la prisión en Teherán. Estrechamente vigilado por la policía imperial, desde 1967 sufrió nuevas detenciones como sospechoso de simpatizar con la rebelión armada contra el sha, lo que no impidió que reanudara sus estudios en el seminario de su Mashhad natal.

En 1971 empezó a dar clases en la clandestinidad y en 1974 fue otra vez arrestado acusado de cooperar con la insurgencia de los Combatientes Sagrados del Pueblo (Mujahidin Jalq). Puesto en libertad en 1975, retomó sus clases de interpretación del Corán y el Hadiz (o hadices, textos recopilatorios de los hechos y palabras del Profeta, que conforman la tradición islámica y complementan al Corán).

En 1977 se disponía a establecer una organización nacional de clérigos cuando fue detenido y enviado como exiliado interior a Iranshahr, en el Beluchistán, una de las regiones más inhóspitas del país. En 1978 se unió en Mashhad a los activistas islámicos que buscaban el derrocamiento del sha y en febrero de 1979, con el triunfo de la Revolución, marchó a Teherán para apoyar a Jomeini, quien le acogió en su círculo de allegados.

Jamenei entró a formar parte del Consejo Central de la Sociedad del Clero Combatiente de Teherán (Jame-ye Rowhaniyat-e Mobarez-e Tehran, JRM), de la Fundación de los Oprimidos y del Consejo de la Revolución Islámica (CRI) el 18 de agosto, fecha en que fue nombrado también viceministro de Defensa. El 1 de diciembre de 1979 se convirtió en comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución, los Pasdarán, y cinco días después en representante del CRI ante el Ministerio de Defensa.

Pasdarán, guardias de la revolución
Hasta que dimitió al frente de los Pasdarán, el 25 de febrero de 1980, Jamenei ejerció su autoridad sobre la fuerza de choque y el brazo ejecutor, por encima de legalismos y directamente sobre el terreno, de las disposiciones rigoristas de la jerarquía shií. Además, el 19 de enero de 1980 Jomeini le encomendó la plegaria de los viernes en Teherán, labor que siguió desempeñando hasta 1989. La confianza del ayatollah en él no mermó cuando en 1981 su cuñado huyó a Iraq y empezó a difundir por radio proclamas subversivas.

Uno de los dirigentes más destacados y combativos del Partido de la República Islámica (PRI), puesto en marcha el 29 de febrero de 1979, en sus listas Jamenei fue elegido diputado por Teherán a la Asamblea Consultiva Islámica (Majlis-e Shora-e Islami) o Parlamento en los comicios legislativos de mayo de 1980. El atentado del 27 de junio de 1981, mientras pronunciaba un sermón, le dejó una mano inutilizada. Al día siguiente, una explosión en la sede del PRI mató a su secretario general, el ayatollah Mohammad Beheshti, considerado la segunda personalidad del régimen, y a otros 71 miembros de la plana mayor del partido.

Jamenei recibió la aureola de mártir. El 30 de agosto fueron el presidente de la República, Mohammad Ali Rajai, y el primer ministro y sucesor de Beheshti al frente del PRI, Mohammad Javad Bahonar, quienes perdieron la vida a manos de la entonces activa oposición islamista de izquierda, representada por los Mujahidín del Pueblo. 

Los Mujahidín del Pueblo, que hacían una interpretación radical y socialista del shiísmo, desataron el ataque frontal contra el poder en el contexto del arrinconamiento definitivo de los sectores de la Revolución laicos e islámicos no teocráticos, cuyo máximo represente, Abolhasan Bani-Sadr, había sido destituido de la Presidencia de la República en vísperas de la oleada de atentados.

Jamenei fue nombrado el 5 de septiembre secretario general del PRI. Ahí permaneció hasta que Jomeini disolvió el Partido, en junio de 1987, al constatar que se había convertido en una mera agrupación de diversas fracciones enemistadas entre sí. Jamenei se presentó a las elecciones presidenciales del 2 de octubre de 1981. Ganó con el 95 por ciento de los votos. Jamenei se convirtió además en el primer presidente religioso de la República, ya que Bani-Sadr y Ali Rajai, compartían la condición de seglares. Como presidente, un puesto que con Jomeini en vida presentaba una relevancia bastante limitada, Jamenei fue el portavoz del régimen en sus diatribas contra Occidente en general y contra Estados Unidos en particular, referido invariablemente como el "Gran Satán".

Asimismo, como representante de Jomeini ante el Consejo Supremo de la Defensa, desde el 12 de mayo de 1981, y luego como presidente del mismo y de su equivalente para el Apoyo del Esfuerzo de Guerra, Jamenei impulsó la agresividad de los pasdarán y recordó el carácter de jihadde la guerra contra Iraq (septiembre de 1980 a agosto de 1988), cuando cobraban auge las voces pacifistas ante el aterrador coste en vidas de las ofensivas en masa, que implicaban a cientos de miles de soldados regulares y pasdarán. Concluido su primer mandato de cuatro años, Jamenei optó a un segundo y definitivo en las elecciones del 16 de agosto de 1985, que ganó con el 85,6% de los sufragios.

Aparte sus cometidos en el frente bélico, en los cuatro años siguientes simultaneó la jefatura nominal del Estado con puestos como los de miembro de la Universidad Islámica Abierta, presidente del Consejo Supremo de la Revolución Cultural, miembro del Consejo de Políticas de Reconstrucción (formado tras el alto el fuego con Iraq) y, en abril de 1989, miembro de la Comisión para la Reforma de la Constitución, a fin de reforzar las atribuciones presidenciales con la dotación de plenos poderes sobre el Consejo de Ministros (hasta el 3 de agosto de 1989, fecha en que se abolió el puesto, Mir Hoseyn Mousavi ejerció de primer ministro).

En marzo de 1989 Jamenei aparecía, a falta de un pronunciamiento expreso de Jomeini, como el delfín oficioso del fundador de la Revolución, luego de caer en desgracia el ayatollah Hoseyn Ali Montazeri, quien había gozado en apariencia de aquella condición desde 1985.

Rafsanjani
Cuando Jomeini falleció el 3 de junio de 1989, la cuestión sucesoria la resolvió la Asamblea de Expertos (Majlis-e Jobregan) con la designación de Jamenei, con carácter vitalicio, como nuevo Guía de la ley religiosa (Vali-ye faqih) y Líder Supremo (Rahbar-e Moazam), y del presidente del Majlis, Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, como presidente de la República, quien demoró la toma de posesión hasta el 17 de agosto. Dado que no era una autoridad teológica principal, Jamenei, hasta entonces unhoyatoleslam, fue promovido el 4 de junio a ayatollah, dignidad superior del clero shií que significa gran signo de Dios.

De acuerdo con la Constitución de diciembre de 1979, Jamenei, en tanto que líder, es la máxima autoridad de la República en la esfera política, pero, en puridad, no en la religiosa, ya que la supremacía en el campo espiritual y de paso en la jerarquía del clero shií recae en un granayatollah dignificado como objeto de emulación (Marja-e taqlid). Este fue el caso de Jomeini, pero no lo ha sido el de Jamenei, sobre quien operó la revisión constitucional de 1989, una de cuyas novedades estipulaba que las condiciones de marjá rahbar no tenían porqué coincidir en una misma persona. Ello no quita para que Jamenei sí ejerza como la suprema autoridad religiosa en tanto que Vali.

El principio político del liderazgo del Rahbar se sustenta en el sistema creado por Jomeini (aunque no es admitido por varios ayatollahs, tanto los partidarios de la separación clara de las esferas temporal y espiritual, como los que propugnan la teocracia pura) del velayat-e faqih o Gobierno de los expertos en la ley islámica, por el que los jurisperitos religiosos tienen la potestad de pronunciarse, y de regir en la práctica, sobre asuntos civiles y en el que el Rahbar es considerado un mojtahed, esto es, un experto en la Ijtihad o el Derecho canónico del Islam capacitado para ejercer la jurisprudencia (fiqh), especialmente sapiente.

Jamenei es, además, comandante supremo de las Fuerzas Armadas y nombra a seis de los doce miembros del Consejo de Guardianes de la Constitución (Shora-ye Negahban-e Qanun-e Assassi), órgano constitucional de una importancia decisiva, pues verifica el espíritu islámico de las leyes y decide sobre la elegibilidad de los candidatos al Majlis y a la Presidencia. También nombra el jefe de la Justicia, quien somete al Majlis la lista de clérigos para completar la composición del Consejo de Guardianes. El Rahbar no es criticable y todo insulto o menosprecio a su persona es punible como delito.

Como quedó dicho, Jamenei nunca ha gozado de las ilimitadas prerrogativas que tuvo Jomeini, que en vida fue popularmente aclamado como el imán esperado por los fieles shiíes desde la ocultación del duodécimo imán, Muhammad ibn-Hassán, Al Mahdi, en 874; de hecho, la Constitución sólo admite el imanato en la persona de Jomeini. Más aún, los maestros de Qom cuestionaron desde el primer momento la capacidad de Jamenei para ejercer de guía, ya que, en su opinión, la dignidad de ayatollah le fue conferida por requerimiento político y no por sus méritos como teólogo o como jurista canónico.

Así, sólo nueve días después de la promoción de Jamenei, el casi centenario gran ayatollahMohammad Ali Araki fue elegido marjá, y cuando éste falleció el 29 de noviembre de 1994, Jamenei era tan sólo uno más de los candidatos a sucederle en el marjayato, que con las muertes también de los grandes ayatollahs Abolqasem Al Joei (agosto de 1992) y Mohammad Reza Golpayegani (diciembre de 1993) había quedado vacante.

Jamenei, que se inhibió pronto de este postulado, no figuraba entre los favoritos y, de hecho, recibió más apoyos de la comunidad de fieles del exterior (de entre los adeptos de la rama Izna Ashari, o duodecimanos), que es mayoritaria entre los shiíes y que erróneamente se suele generalizar o circunscribir a Irán e Iraq) que en su propio país.

Ahora bien, el hecho de que como dirigente islámico Jamenei, aun no siendo un marjá, pueda en teoría hacer prevalecer su jurisdicción absoluta (velayat-e motladeq) sobre los pronunciamientos de cualquier jurista islámico, no importa su rango religioso, alimenta la confusión sobre dónde empiezan y dónde acaban las competencias civiles y religiosas en Irán.

En los primeros años del liderazgo de Jamenei, él se consideraba una figura por encima de las fracciones políticas del régimen. Desde 1990 Jamenei abandonó su neutralidad y empezó a criticar los intentos de Rafsanjani, anterior presidente del Parlamento o Majlis, de tender puentes a los países occidentales y de aplicar reformas modernizadoras de especial calado económico, advirtiéndole contra el relajo del celo religioso y de la intransigencia en política exterior. Rafsanjani intentó marginar a las voces de la derecha más estridentes, pero en agosto de 1992 hubo de plegarse a las exigencias de Jamenei. A partir de este momento, el poder de Rafsanjani declinó a la par que creció el de Jamenei, quien por primera vez hizo profesión plena de su condición de Rahbar.

Dispuesto a no sufrir merma en su autoridad vigilante y arbitral, Jamenei apoyó explícitamente a Ali Akbar Nateq-Nouri, presidente del Majlis y dirigente del ala conservadora que representan el grupo de diputados de la JRM, en las elecciones presidenciales del 23 de mayo de 1997. Cuando éstas fueron ganadas por Mohammad Jatami, que fue ministro de Orientación Islámica, aupado por sus promesas de liberalización y de reforma, Jamenei se apresuró a marcarle los límites de su actuación, sugiriéndose entonces la adopción de algún tipo de pacto de convivencia.

De una manera más ostensible que en los años de Rafsanjani, Jamenei ha frenado las reformas que Jatami intentó aplicar, si bien formalmente las iniciativas obstruccionistas contra los proyectos de ley y los nombramientos para puestos clave con signo liberal han sido dirigidas por los diputados de la JRM, en un contexto de pluralismo parlamentario que -naturalmente, dentro del marco no democrático y apartidista- da cauces a un debate interno insólito en repúblicas de Oriente Próximo que se declaran laicas y donde el sistema de partido único o hegemónico asegura el monolitismo.

Durante la violenta protesta estudiantil de julio de 1999, fruto de la frustración popular por la lentitud o la suspensión de las reformas de Jatami y que constituyó la más seria exigencia de democracia desde la proclamación de la República Islámica, Jamenei llamó a reprimir por la fuerza a los "desviacionistas", si bien cuando los desmanes represivos amenazaron con llevar el país al caos, hizo un llamamiento a la calma y calificó de "irresponsables" a sus seguidores que, con su contribución al desorden, habían "herido el corazón del guía".

Sofocado sin contemplaciones por los pasdarán y las fuerzas de seguridad, el movimiento prodemocracia tocó a su fin cuando un millón de personas se echaron a la calle con retratos de Jamenei y Jomeini y al grito "al menor signo del guía, intervendremos". Más explícitas han sido otras actuaciones suyas, como la desautorización, el 16 de enero de 1998, de la oferta de diálogo lanzada por Jatami a Estados Unidos, o el veto, el 6 de agosto de 2000, a una iniciativa de los diputados reformistas para liberalizar la ley de prensa.

Esposo y padre de seis hijos, Jamenei ha escrito varios libros sobre el papel histórico del Islam y ha traducido al persa algunas obras en árabe. Entre sus obras se citan: El papel de los musulmanes en la independencia de India, Norma general del pensamiento islámico en el Corán, Sobre la paciencia, Entender el Islam correctamente Biografía del Imán Sadiq, así como Nuestra postura, que escribió en colaboración con el ayatollah Beheshti, el hoyatoleslam Rafsanjani y Mohamamd Javad Bahonar. 

domingo, 2 de diciembre de 2012

El fracaso de un rescate: Operación Eagle Claw


Asalto a la Embajada de EEUU

En Irán se había producido un cambio que sólo el Mossad israelí y la Inteligencia francesa habían previsto. Al poder omnímodo del sha Reza Pahlevi, “Trono del Pavo Real”, le había sucedido la intransigencia religiosa del frugal ayatollah Jomeini.  La monarquía imperial de ayer era hoy un califato islámico chiíta.

   El exsha Pahlevi fue peregrinando de país en país, mientras desde Teherán se multiplicaban las amenazas para quien lo acogiera sin extraditarlo. Nelson Rockefeller, el magnate, y Henry Kissinger, hombre de confianza de tres presidente: Richard Nixon, de Reagan y de George Bush, presionaron al presidente Jimmy Carter para que autorizase la entrada del Sha a los EE.UU. El 22 de octubre de 1979 Pahlevi viajó a Nueva York para hacerse una operación.

La noticia inició una ola de furiosas manifestaciones en Teherán y millones de iraníes marcharon por las calles de la capital gritando "¡Muera el sha!" y, también,Magbar Amerika. La campaña llegó a su clímax el 4 de noviembre de 1979, cuando una muchedumbre persa asaltó la embajada estadounidense y tomó como rehenes a cuantos estaban allí. Era el aniversario del exilio del Imam Jomeini a Turquía. Los militantes, que se decían “seguidores de la línea del Imam” justifican su ocupación como protesta por el encuentro del presidente iraní Bazargán con el asesor norteamericano Brzezinski. Conscientes de su eco en los medios, los jóvenes musulmanes iraníes liberan a los estadounidenses negros y a las mujeres. Mantienen como rehenes al resto del personal. Ofrecen liberar a los cautivos a cambio de la extradición del Sha a Irán, para ser juzgado por los crímenes contra el pueblo iraní. El Ayatollah aprobó la toma de rehenes de Estados Unidos, sobrepasando por la izquierda a las organizaciones islamomarxistas Fedayin y Muyahidin Jalq, con cantera universitaria. También desautorizaba al presidente iraní y su ala moderada y consolidaba el poder de Jomeini. La euforia por la humillación a la nación más poderosa distrae al pueblo persa de las dificultades económicas de su país.

El presidente Carter rehusó ceder a las demandas. Presionó a Irán. Carter declaró el 8 de enero, en una conferencia de prensa, que descartaba cualquier intento de rescate porque "seguramente fracasaría... y los rehenes morirían". En abril de 1980, rompió relaciones diplomáticas con Teherán e impuso un embargo comercial, exceptuando medicinas y alimentos. Los fondos iraníes en Estados Unidos quedaban congelados y contabilizados para indemnizar a los rehenes al ser liberados y pagar las demandas de las empresas norteamericanas contra Irán. Las medidas de Carter no desagraviaron a los estadounidenses: una encuesta reveló que el 65% de los ciudadanos pensaba que las sanciones no acelerarían la liberación de los rehenes. Un 51% opinó que las acciones del presidente no eran "suficientemente enérgicas". Carter supo que Jomeini retendría a los rehenes por lo menos hasta el primer aniversario de su captura -4 de noviembre de 1980. Un problema de relaciones internacionales se convertía en un problema electoral. Su principal contrincante, el republicano Ronald Reagan, acusaba a Carter: "Los rehenes no debieron estar cautivos seis días, mucho menos seis meses."

En realidad, el 9 de noviembre de 1979, apenas cinco días después del secuestro del personal de la embajada, Carter ordenó a sus asesores pensar en opciones militares, entre ellas una misión de rescate. Diez días después, el informe estaba en su escritorio. Brzezinski propuso mostrar el poder militar: bombardear las instalaciones petrolíferas de la isla iraní de Jarq, bloquear el país por mar y llevar a cabo ataques aéreos. Pero, con los soviéticos en Afganistán, desde diciembre de 1979, Washington no lo consideró oportuno. Una de las razones que llevó al Ejército soviético a Afganistán fue el temor a una intervención directa de EE.UU. en Irán. Optaron por la opción con menos bajas colaterales. Autorizó Carter a la unidad antiterrorista “Luz Azul” a planear y entrenarse para la misión mientras buscaba agotar las posibilidades de una solución diplomática. A petición de Carter, el presidente Torrijos recibió a Pahlevi en Panamá el 15 de diciembre.

El 11 de abril de 1980, Carter ordenó iniciar la misión de rescate. Involucraría las cuatro ramas del ejército: infantería, fuerza aérea, marina e infantes de marina. El Pentágono norteamericano diseñó la operación en dos partes: un grupo se dedicaría exclusivamente a rescatar los rehenes, mientras el otro realizaría ataques de distracción. Era un plan complicado y audaz: seis aviones de transporte C-130 Hércules despegarían de una base aérea egipcia, circunvalarían la península arábiga y aterrizarían en un punto del desierto iraní, cuyo nombre en clave era Desierto Uno, 400 kilómetros al suroeste de Teherán. Ahí se les unirían ocho helicópteros RH-53 Sea Stallion, procedentes del portaaviones Nimitz en el golfo Pérsico, que llevarían a los comandos -una fuerza selecta de 90 voluntarios- a la capital, donde el aterrizaje y asalto se coordinarían con marines que llegarían en camiones camuflados con emblemas del ejército iraní. En el primer plan los pesados vehículos derriban las puertas del recinto. Seis helicópteros RH-53 Sea Stallion salen de la nada. Tres aterrizan en el edificio de la embajada, cubiertos por las ametralladoras eléctricas de los calibres .30 y .50 de los otros tres que sobrevuelan el lugar. Soldados de elite desembarcan y se unen a los escuadrones de marines en camiones. Vencen a los guardias y liberan a los 48 rehenes estadounidenses. Otro grupo saca tres rehenes que tienen separados en el cercano Ministerio iraní de Asuntos Exteriores. Mientras los milicianos chiítas se disparan en medio de la confusión, el comando lleva a los rehenes a los helicópteros, despegan y se internan en la oscuridad. Los rehenes liberados y los comandos viajan en los helicópteros a Desierto Uno, donde abordan los aviones de transporte para volar hacia Egipto, a salvo. Tras reabastecerse en los C-130, los helicópteros regresan al portaaviones. Los demócratas podían imaginar los titulares. “Estados Unidos ha concluido con este audaz golpe su larga humillación; el presidente Jimmy Carter es aclamado”. Así imaginaron los estrategas de la Casa Blanca el resultado del asalto para liberar a los rehenes tras 172 días de cautiverio. Este plan original recibió muchos retoques. Carter estaba en el momento más bajo de su popularidad; sólo un rescate con éxito le daría posibilidades para la reelección presidencial. No fue así.

El plan requería una meticulosa planificación, entrenamiento intensivo, coordinación rigurosa, secreto absoluto y mucha suerte.

Operación Eagle Claw

Los 13 rehenes liberados en noviembre por los iraníes dieron mucha información sobre la Embajada y sus captores, actualizada por las noticias que suministraban los agentes infiltrados, iraníes antijomeinistas.

Las Fuerzas Armadas de EE.UU recibieron varias propuestas. La unidad antiterrorista alemana GSG-9 se ofreció para situar agentes en un equipo de la televisión alemana invitado a visitar la embajada. El SAS británico brindó su asistencia con información previa a la misión.  Las dos ofertas fueron rechazadas por cuestiones de imagen interna y porque Washington no vio aconsejable implicar a otros gobiernos. Eran sus hombres y su embajada.

El plan sufrió reajustes. Los helicópteros RH-53 no poseían el alcance suficiente. Incluso con depósitos auxiliares para volar desde Omán o desde un portaaviones hasta el emplazamiento elegido en el desierto, cerca de Teherán, donde debían repostar tomando el combustible de los enormes tanques de goma arrojados por transportes Lockheed C-130. Las pruebas de lanzamiento de estos tanques se retrasaron y, al final, resultaron un fracaso. Modificaron el plan de nuevo. En vez de trasladarse a bordo de los helicópteros, la Fuerza Delta, creada en 1977 como unidad antiterrorista de ultramar, volaría hasta el lugar de cita en tres MC-130 Hercules mientras los helicópteros se dirigían hacia el punto de encuentro directamente desde el portaaviones, reaprovisionados desde tres EC-130 Hercules, dotados cada uno de ellos con un bolsa de combustible de 11.365 litros. Los tres EC-130 pertenecían al 7° ACCS, mientras que los MC-130 los aportarían los Escuadrones de Operaciones Especiales 1, Filipinas; 7, Alemania; y 8, Florida.

El plan de rescate tomó forma casi definitiva. La alternativa era una cita en el desierto, a casi 490 km. al sur de Teherán. Tres hombres tripulando un transporte STOL, un De Havilland Canada Caribou, demostraron, el 31 de marzo, que era posible aterrizar y despegar en ese sitio. A este punto lo llamaron Desierto Uno y a él transportarían a la Fuerza Delta, allí transbordaría de los aviones MC-130 a los helicópteros RH-53, que deberían repostar previamente en ese mismo lugar. Después los helicópteros volarían a un segundo punto en el desierto a unos 80 km. al sudeste de la capital iraní, para llegar allí aproximadamente una hora antes de rayar el día. Después de descansar durante el día, la Fuerza Deltallegaría con las primeras horas de la tarde a Teherán en camión, desechando la escandalosa penetración en helicópteros que no habría pasado desapercibida. Los rehenes serían liberados por asalto directo a los edificios de la Embajada, y evacuados al estadio de fútbol donde pueden aterrizar y recogerlos los RH-53D. El Pentágono consideró la evacuación de rehenes y comandos desde el estadio a bordo de un Hercules equipado con despegue asistido por cohetes, pero abandonaron el plan al estrellarse el avión durante la prueba.

   Dos AC-130 Hercules permanecerían a la espera, uno de ellos en vuelo artillado sobre el aeropuerto internacional Mehrabad para impedir que los dos McDonnell Douglas F-4 Phantom allí destinados pudiesen despegar y el otro sobre la Embajada, listo para detener cualquier intento acorazado iraní. Después de ser evacuados, los edificios serían destruidos por el Hercules para no dejar detrás nada que pudiese utilizarse como propaganda. En el estadio, la Fuerza Delta y los rehenes embarcarían en los helicópteros y volarían hacia Manzariyeh, un aeródromo abandonado a medio camino entre Teherán y la ciudad santa de Qom. El aeródromo se habría asegurado mediante una compañía de Rangers y estos hombres, junto con los rehenes y la Fuerza Delta serían trasladados a Omán mediante aviones Lockheed C-141 StarLifter. Durante todas las fases de la Operación, la Fuerza Delta podía solicitar ayuda aérea del portaaviones USS Nimitz (CVN-68) que habría enviado sus Grumman A-6 Intruder y Vought A-7 Corsair II de ataque y con interferidores electrónicos Grumman EA-6B Prowler, con cobertura superior de los Grumman F-14 Tomcat. Un McDonnell Douglas C-9 Nightingale de evacuación sanitaria habría estado a la espera por si se producían bajas.

   A finales de 1979 comenzaron los traslados para acercar los aparatos a Irán. Seis RH-53D fueron aerotransportados a la isla Diego García, en el océano Índico. Allí los montaron y probaron en vuelo antes de embarcarlos en el portaaviones USS Kitty Hawk (CV-63) que estaba destacado en el mar de Arabia. En enero de 1980 fueron transferidos al Nimitz, que llevaba otros dos RH-53D. El presidente Carter aprobó el inicio de la Operación el 16 de abril y la Fuerza Delta voló desde la base aérea de Pope a la de Frankfurt el 20 de abril. Allí se incorporaron a la fuerza otros 13 hombres cuya tarea sería rescatar al puñado de rehenes mantenidos dentro del edificio de Asuntos Exteriores. Después volaron a Wadi Kena, en Egipto, para llegar la mañana del 21 de abril. Aunque la misión iba a controlarse desde Egipto, donde disponían de instalaciones de comunicación por satélite, se partiría desde Masirah, una isla en la costa de Omán. Para entonces los RH-53 a bordo del Nimitz habían sido pintados en color arena, y los aviones de su Ala Embarcada recibieron bandas de identificación rojas para participar en la operación, como los embarcados en el USS Coral Sea (CV-43), que habían sustituído al Kitty Hawk en la zona. Algunasfuentes han apuntado que el objetivo de estos aviones podría ser lanzar un ataque sobre Teherán con el objeto de confundir y saturar las defensas iraníes. Otra opción podría haber sido la de un ataque de castigo a la capital iraní o a cualquier refinería de petróleo. Las fuerzas disponibles a bordo de los dos portaaviones eran poderosas, con capacidad para infligir daños importantes. A bordo del Nimitz se encontraban los A-7 Corsair del VA-82  y del VA-86, los A-6 Intruder del VA-35, los F-14 Tomcat del VA-41 y del VF-84, así como varios Prowler, Vikings, McDonnell Douglas Skywarrior y Grumman Hawkeye. El Coral Sea embarcaba los A-7 del VA-27 y VA-97, así como los F-4N Phantom del VFMA-323. Era la opción del asesor Brzezinski.

   La operación de rescate estaba planeada de una forma tan compleja, que necesitó la colaboración de Egipto, Omán, Bahreim, Turquía e Israel. Estaba inspirada en la operación Entebbe, el rescate de rehenes realizado por los israelíes contra los secuestradores palestinos en la Uganda de Idi Amin Dada.

   Por la tarde del jueves 24 de abril, los C-130 despegaron de Egipto para cruzar Irán en vuelo rasante, y evitar ser detectados por los radares. El acercamiento sin ser captados fue posible con la ayuda del general Bagheri, jefe de la Fuerza Aérea. Ese día, los 132 hombres del equipo abordaron los tres MC-130 en Masirah para emprender el largo e incómodo vuelo hacia el norte, rumbo a Desierto Uno. La fuerza la formaban 93 hombres de Delta, los 13 del equipo de rescate del edificio de Asuntos Exteriores, una docena de conductores, otra docena de hombres para vigilar las carreteras y dos ex-generales iraníes. El primer MC-130 despegó una hora antes que el resto de la Fuerza, y cruzó la costa iraní a 120 m. de altura y al oeste de Chah Bahar. El vuelo a baja cota a través de Irán no fue fácil ni siquiera con el radar de seguimiento del terreno y el equipo de navegación inercial del Mc- 130, equipado también con un explorador lineal infrarrojo. El avión llegó a Desierto Uno  y conectó una radiobaliza dejada por el avión de exploración, antes de aterrizar y desplegar el equipo de vigilancia de carretera. Pero antes que el MC-130 pudiese volver a despegar llegó a la escena un autobús iraní con 43 pasajeros civiles. Fue detenido, registrado y los civiles apresados. Poco después llegaba un camión que, tras ignorar las órdenes de detenerse, fue destruido por un arma ligera contracarro M72. El conductor consiguió escapar en un automóvil y daría la alarma.

   Los ocho RH-53D tenían que llegar unos treinta minutos después del último Hercules. Llegaron sólo seis con retrasos de entre 60 y 90 minutos. Otro RH-53D se vio obligado a aterrizar en ruta por temor a una rotura de pala y otro más abortó la misión tras perder parte del sistema de control de vuelo y algunos instrumentos, en una tormenta de arena. El resto de la formación hubo de volar entre nubes de polvo en suspensión y los dos de la cabeza se vieron forzados a tomar tierra en el desierto y esperar durante 20 minutos a que mejoraran las condiciones. Las dificultades que encontraron los pilotos de los marines se agravaron por el poco conocimiento que tenían del nuevo sistema de navegación inercial paletizado que llevaban en lugar del Omega al que estaban acostumbrados.

   En Desierto Uno estaba al mando el coronel Charles A. Beckwith (1929-1994), un boina verde de 51 años. Antiguo jugador de futbol de la Universidad de Georgia, en 1965 se dio a conocer en los círculos militares por un espectacular rescate de boinas verdes prisioneros en Plei Me, Vietnam. Le enviaron una temporada con el elitistaSAS británico, el Special Air Service imparte uno de los entrenamientos más duros del mundo. A su regreso, el coronel Beckwith impulsó la creación de la Fuerza Delta. 

Cuando el boina verde buscó a los pilotos del primer helicóptero RH-53D que llegó a Desierto Uno, no encontró al jefe de la formación, el coronel Sieffert, sino al mayor James Schaeffer, un piloto diestro, físicamente agotado y casi incapaz de llevar a cabo la misión. Noobstante, tan pronto llegaban, los helicópteros repostaban, listos para la siguiente etapa de la jornada. Mientras se reabastecían de combustible en el desierto, detectaron, un problema  hidráulico en otro helicóptero, provocado por un aterrizaje excesivamente duro. No podía repararse y usar la nave era arriesgarse a un fallo completo del sistema de control de vuelo. El coronel Beckwiht se enfrentó a un dilema: el mínimo indispensable para rescatar a los rehenes se había fijado en seis helicópteros; tenía sólo cinco. Solicitó a Washington, a 13.000 km de distancia, autorización para continuar la misión. La respuesta fue cancelar y salir de Irán. Los comandantes consultaron si seguir o no. Fuentes de información en París afirmaron que los escuchas de radio israelíes revelaron fuertes discusiones entre las partes. Los oficiales en Desierto Uno decían sí y Washington decía no. El presidente Carter ordenó el abandono de la misión y dio instrucciones al Nimitz para ejecutar las “acciones militares necesarias para evacuar nuestras fuerzas”. "Por lo menos no hubo bajas", dijo el presidente a sus asesores, "y no hubo detección".  Desgraciadamente, Carter resultaría estar equivocado en ambas aseveraciones.

   Aunque en el plan original los RH-53D iban a ser abandonados en Manzariyeh, se decidió no dejarlos en Desierto Uno. Pero los Hercules habían gastado mucho combustible después de permanecer tres horas con los motores en funcionamiento. El primero de los RH-53D llegados necesitaba una carga completa de combustible, que había agotado para llegar hasta el Nimitz. Después despegó en medio de una nube de arena para virar ligeramente al pasar sobre el ala de uno de los cisternas EC-130. Una pala del rotor principal rozó el fuselaje y lo cortó causando una gran explosión cuyas llamas envolvieron a las dos aeronaves. Las detonaciones de la munición dificultaron la evacuación de los supervivientes y la recuperación de los cuerpos de los tres muertos en el helicóptero y los cinco más fallecidos en el EC-130. Otros helicópteros sufrieron daños. Llegaban milicianos iraníes. Todo el personal embarcó en los Hercules y abandonaron los RH-53D,  ya que los cisternas no disponían de combustible ni siquiera para incendiarlos. La Fuerza Delta regresó en vuelo a Masirah, donde los hombres fueron transferidos a un C-141 StarLifter y a un C-9A. Los aviones volaron entonces a Ramstein en la República Federal de Alemania, después de repostar en Bahrain. Grecia reveló haber concedido permiso para que sobrevolaran su espacio aéreo tres cargueros de la USAF en ruta de Bahrain a Ramstein. El coronel Beckwith solicitó un ataque aéreo para destruir los RH-53D abandonados. El ataque no se lanzó, dicen que por miedo a dañar a los civiles iraníes del autobús capturado. Los iraníes alegaron que habían destruido los helicópteros para evitar que los estadounidenses emprendiesen otra misión para recuperarlos. Lo cierto es la escasez de repuestos para sus propios RH-53 que padecía la Armada de Irán.

   El plan fue aventurero e incluía un margen de error excesivo. La sorpresa era el factor principal y la confianza en la poca capacidad de reacción de la cadena de mando iraní. En esto estaban acertados: el ministro de Defensa iraní no supo nada de la operación hasta el anuncio de la Casa Blanca, saliendo de la habitación tan precipitadamente que empujó al corresponsal de una emisora británica de radio que lo testimonia. Otra de las causas del fracaso fue la falta de fiabilidad de los helicópteros, en parte achacable a la escasa experiencia en su mantenimiento del personal del Nimitz. El plan era además extremadamente ambicioso y careció de una adecuada planificación de contingencias, entre ellas el mal tiempo que supuso la tormenta de arena, las averías de las naves y la intervención de milicianos iraníes. Murieron cinco tripulantes de un C-130, y tres marines del RH-53. Otros cuatro soldados sufrieron quemaduras graves. Los cuerpos de los caídos se abandonaron ante la llegada de iraníes armados que aparecieron en Desierto Uno. Los comandos se apiñaron en los C-130 restantes para salir apresuradamente. Alertados por la intentona, los militantes iraníes dispersaron a los rehenes estadounidenses en varios lugares de la capital para imposibilitar otra misión de rescate.

Carter apareció en la televisión y ante todo el país se responsabilizó del fracaso. "Fue mi decisión intentar la misión de rescate", declaró, "y fue mi decisión cancelarla cuando surgieron problemas". Según los comentaristas, el fracaso de todos sus esfuerzos para liberar a los rehenes -y especialmente el humillante final de la misión de rescate- costó a Jimmy Carter la reelección presidencial. Ronald Reagan lo derrotó fácilmente en las elecciones de noviembre.

     Tras la muerte del ex-Sha el 17 de julio, la Cámara de Representantes norteamericana dirigió un mensaje al Majlis iraní instándole a reconsiderar el problema de los rehenes. El Parlamento contestó que EE.UU. debía asumir las responsabilidades financieras y económicas derivadas de las acciones de Mohammed Reza Pahlevi: devolución de los fondos del Sha, cancelación de las demandas norteamericanas contra Irán, descongelamiento de los cuantiosos fondos iraníes en bancos estadounidenses y la promesa de no intervenir en los asuntos internos iraníes. Ronald Reagan, el candidato presidencial  republicano, aseguró que aceptaría tres de esas condiciones y dejaría la decisión sobre los fondos a nombre del Sha en manos de los tribunales.

Más de medio centenar de estadounidenses permanecieron cautivos durante 444 días en la embajada de EEUU en Irán, entre noviembre de 1979 y enero de 1981, después del derrocamiento del Sha Mohamed Reza Pahlevi y la instauración de un régimen islámico. El mismo día que Reagan prestó juramento como presidente, el 20 de enero de 1981, los jomeinistas liberaron al último de los rehenes.

Irán no tiene mucho tiempo para regodearse en su victoria y anunciar al mundo el fracaso de la misión de rescate contra “el nido de espías” denominación chiíta de la Embajada norteamericana en Teherán. El 22 de septiembre de 1980, el Iraq de Saddam Hussein ataca al Irán de Jomeini pero esa es ya, otra historia.

Como colofón, algunos rehenes norteamericanos reconocen al actual presidente Ahmedineyad entre los asaltantes.Son Chuck Scott, coronel retirado del Ejército de EE.UU., Kevin Hermening, William Daugherty, David Roeder y Don Sharer.Ahmedineyad era entonces estudiante de la Universidad de Ciencia y Técnica de Teherán y miembro de la Oficina para el Fortalecimiento de la Unidad, una de las organizaciones estudiantiles radicales que planificaron la toma de rehenes pero, según su entorno, estaba más preocupado en atacar a los soviéticos que a los estadounidenses. El líder de los estudiantes que irrumpieron el 4 de noviembre de 1979 en la Embajada, Abbas Abdi, aseguró que el presidente electo se opuso: "No formó parte de nuestro grupo. No tuvo ningún papel en el ataque, y mucho menos en la seguridad"[1].



[1]   LA CASA BLANCA 'ESTUDIA' LOS HECHOS Cinco rehenes retenidos hace 25 años en Irán identifican como un secuestrador al presidente electo http://elmundo.es/elmundo/2005/06/30/internacional/1120160377.html